A veces, nuestra necesidad de expresión va más lejos que las posibilidades de la gramática de nuestro idioma, y nos encontramos con pequeños «errores del sistema» que hacen que nuestra mente entre en cortocircuito (permítaseme que establezca estas analogías entre el lenguaje y un sistema informático; que, para el caso, creo que nos puede valer).
Hace unos días, con motivo de las elecciones de Estados Unidos, estaba yo contándole a un amigo que mi abuela me llama antes de todas las elecciones para intentar que su nieta no se desvíe de las ideas que arduamente le ha intentado inculcar. En mi cabeza yo tenía claro mi mensaje «mi abuela me llama antes de cada elecciones»; pero, al pronunciarlo en alto, me di cuenta de que algo fallaba, y de que esa estructura era completamente agramatical. ¡Boom! Cortocircuito. Claro está que no era posible cambiar la palabra elecciones por la palabra elección, que no significa lo mismo, y que me encontraba ante un caso de pluralia tantum que nunca había percibido. La palabra elecciones, con el significado de «emisión de votos para designar cargos políticos o de otra naturaleza», solo puede tener una forma plural (tal y como indica el DRAE), pero semánticamente se trata de una palabra singular. De ahí que no pueda unirse con el adjetivo indefinido cada, a pesar de que mi cerebro me lo pedía con mucho ahínco, y que yo tuviera que reorganizarme la vida, después de un pequeño shock lingüístico, para explicar la antidemocrática tropelía de mi abuela.
Otro de los casos que podemos calificar de bug en español es el de las expresiones o palabras que pueden pronunciarse, pero no escribirse. Pongamos como ejemplo a un señor que lleva una baca en su coche, sobre la que lleva una vaca (cierto es que la situación es poco frecuente, pero cosas más raras se han visto). Si (Dios lo no quiera) ese hombre tuviera un pinchazo, o diera un volantazo que provocara un movimiento brusco que hiciera que ambos entes cayeran del coche, quien viera tal situación podría exclamar que [se an kaído las bákas] (esto no lo ha escrito un adolescente por whatsapp, es simplemente la transcripción fonética de la oración). Sin embargo, no es una frase que se pueda escribir, ya que, a pesar de que ambas palabras se pronuncian igual, tienen distinta grafía, y eso lleva a la imposibilidad de poner de forma escrita una oración que, perfectamente, se podría pronunciar.
El último caso es similar al anterior, y también se trata de una palabra que es posible pronunciar, pero no escribir en castellano. Nuestro amigo (aunque él todavía no lo sepa), el bloguero Un arácnido con camiseta, tuvo a bien preguntarle a la RAE cuál sería el imperativo de salirle (en expresiones como «salirle a alguien al paso» o «salirle a alguien caro»), y obtuvo esta curiosa respuesta:
«En relación con su consulta, le remitimos la siguiente información:
La interpretación forzosa como dígrafo de la secuencia gráfica ll en español hace imposible representar por escrito la palabra resultante de añadir el pronombre átono le a la forma verbal sal (imperativo no voseante de segunda persona de singular del verbo salir), oralmente posible si, por ejemplo, ordenáramos a alguien salir al paso o al encuentro de otra persona aludida con el pronombre le: [sál.le al páso], [sál.le al enkuéntro].Puesto que los pronombres átonos pospuestos al verbo han de escribirse soldados a este, sal + le daría por escrito salle, cuya lectura sería forzosamente [sá.lle], y no [sal.le]».
Hemos topado, por lo visto, con una palabra que, existiendo gramaticalmente, y pudiéndose pronunciar, no se puede escribir. Algunos proponen la introducción de un guion (como se hace en gallego con algunos pronombres verbales) o de un punto (l·), que es como solucionan en catalán el mismo problema que podría presentarles la l geminada.
Sin embargo, probablemente, lo más sencillo sería escribirlo tal cual y tomarlo como otros casos en los que las normas de pronunciación pueden «interpretarse», como en la palabra postromántico (que se lee post.romántico en lugar de pos.tromántico), o la palabra subrayar (que se lee sub.rayar y no su.brayar).
¿Qué os parece? ¿Se os ocurre alguna solución para estos pequeños problemas que pueden presentarse en español? El debate está servido.
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